sábado, 8 de octubre de 2016

EL RETORNO: בעל תשובה



Shalom amigos:

Ha tiempo que no me acercaba por este espacio en el cual, lo más característico, tal vez su principal y única característica, es la ausencia de tiempo-espacio precisamente. Así, lejos de la dualidad que nos gobierna, manifestamos nuestra propia eternidad. Motivos derivados de la cotidianidad, de la propia dualidad a la cual me someto, ora también motivos derivados de respetar el propio silencio como herramienta de evolución personal porque bien es sabido, ese silencio es el que más alto y claro habla y su elocuencia es tan evidente que su estruendo me llegó al corazón. Estos motivos no han sido barrera suficiente para que me alejase de ustedes y de mí.

Estas palabras y las subsiguientes van dedicadas a todos lo que retornan y superan el duro proceso para ello. El autoexamen, las lágrimas tras ello, la llamada como eco del corazón, la voluntad proveniente de la conexión con la Unidad y, finalmente la acción que nos concierne y por la que somos denominados. Es a vosotros, Justos entre los Justos que os dedico el vibrar incandescente y dulce de estas palabras porque, sois vosotros los artífices de una realidad mejor, de la plenitud que hemos de alcanzar en el futuro-presente.

Pero, ahora es tiempo propicio para volver, para retornar al camino, ese camino tantas veces hollado y en el que descubrí tantas maravillas y perlas preciosas. 

Retorno al corazón, a la esencia, a lo verdadero. Bien es cierto que nunca sentí la separación porque acompañóme durante todo el camino una impronta cual huella imborrable que se aloja en mi corazón. De otra parte, sabido es que el ser humano no puede sajarse de su propia humanidad y de la conexión que existe con su esencia más elevada. Parece propicio en este instante preguntar cómo es posible tal acontecimiento. Bien, diremos, en verdad, que pese a que con nuestras palabras, con nuestras acciones nos definimos en el mundo exterior y nos reflejan (de forma limitativa) un aspecto de lo que somos, lo importante es saber que todos estamos conectados en un punto único del cual todos partimos y al que, de un modo u otro, habremos de regresar (el retorno).

Es esa información la que celosamente es guardada en nuestro corazón y pese a los esfuerzos por la individuación que se producen en buena parte de nuestra vida, huelga añadir que otro tanto se produce en sentido inverso. Deseamos ser amados, y deseamos amar. De ello, se deriva inevitablemente que en el juego de fuerzas antagónicas que en nuestro interior se forja, ha de buscarse el equilibrio de las mismas para poder, en plenitud de facultades, llegar al camino del medio, ese que une el cielo y la tierra; lo espiritual con lo más material. Lograr este objetivo es retornar a casa...

Y ese motivo, si apenas lo he logrado, es lo que me ha traído hasta este lugar. Sentir el punto en el corazón, la lágrima, el anhelo y la voluntad de volver el rostro hacia la Unicidad del Amor es, en suma, la excusa para manifestar estas palabras después de años de silencio e indagación personal. No es mi intención retener su voluntad más tiempo del debido por lo que me despido con unas palabras de gran altura y elevación (no es lo mismo) y que creo que habrán de ser el bálsamo perfecto para las almas que, como yo en este momento, han retornado a la Vida.


Por ustedes.


(...) *Tú piensas que eres,
mas no eres y jamás has existido.
Si fueras, serías el Señor,
el segundo entre dos.
Abandona tal idea,
porque en nada diferís vosotros dos
en cuanto a la existencia.
Él no difiere de ti y tú no difieres de Él;
si por ignorancia piensas que eres
distinto de Él,
quiere decir que tienes una mente
no educada.
Cuando tu ignorancia cesa alcanzas la paz,
porque tu unión es tu separación
y tu separación es tu unión;
tu alejamiento, una aproximación,
y tu aproximación una partida.
Siendo así que te vuelves mejor,
cesa de razonar y comprende
por la Luz de la intuición,
sin la cual te olvidas de Sus rayos.
Guárdate de darle un compañero,
porque en tal caso te envileces
con el oprobio de los idólatras...(...)

* Fragmento de Ibn Arabî. Tratado de la Unidad.

Gracias por estar ahí y que tengan una feliz vida.




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