domingo, 1 de septiembre de 2013

CARTA ABIERTA, SOLO EL AMOR...



Buenos días:

Hace poco tiempo, cuando me encontraba colmando un rato muerto de mi vida y, para ello me encontraba "navegando" por el proceloso mar de Internet, me topé accidentalmente con una carta escrita en un blog. Lo cierto es que tras una primera lectura ligera de la misma, quedé impactado sobremanera. Así pues, decidí aportarla en este espacio para que, todo aquel que lo desee pueda leerla y sentir lo que yo mismo sentí.

Por ustedes.

Querido hijo:

Tal vez cuando leas esta carta nada tenga ya sentido, tal vez sea demasiado tarde y el momento preciso haya pasado o, simplemente, ambos habremos cambiado tanto que nada de lo que aconteció y acontece ahora en nuestras vidas pueda conectarnos como hubiese sido deseable.

Yo también tuve dieciocho años y también estuve perdido en más de una ocasión y, tuve ganas de tirar la toalla porque la vida era algo que me asfixiaba y algo de lo que no podía huir. Mirase donde mirase, ella, estaba ahí presente. Sentía por aquellos días oscuros rabia y miedo. Esos sentimientos marcaron profundamente mis vivencias diarias y la relación con mis padres y hermanos, a tal punto que, en un par de veces, estuve tentado de poner fin a todo por medio del suicidio. Afortunadamente, como puedes ver, no ocurrió nada de eso.

Sé que en los últimos tiempos todo ha cambiado muy deprisa en nuestras vidas, que se han producido una serie de cambios que han llegado a desubicarnos. Uno de los más notables ha sido el cambio de domicilio a otra provincia. Ello ha conllevado un drástico corte de tu entorno para ti y soy plenamente consciente de tal circunstancia. De hecho, lo hemos notado en el rendimiento académico y, querido hijo, ese es mi mayor temor, tu futuro.

Sé que este verano lo has pasado sólo, encerrado y estudiando para sacar adelante las que te quedaron. Septiembre, en tu caso, es el momento crucial en tu vida; ahora o nunca, pero, no quiero que sientas la presión sobre tus hombros, no quiero que sientas la vida como una cárcel llena de obstáculos y dificultades. Aún eres muy joven y has de vivir y experimentar cosas grandiosas que solo están reservadas para ti, no para mí.

Este hecho, el que no te haya ido también en tus estudios, nos distanció mucho y, reconozco, que la culpa ha sido solo mía por convertirme en una especie de guardián que, con desmedido celo, desempeña su función. Olvidé que eras mi hijo, que una persona eras, que me necesitabas y me olvidé de mí. No es el momento de presentar mis excusas pues, como antes te dije, puede que sea demasiado tarde para ambos. Es el momento, estoy convencido, de enmendar, de cambiar, a ser posible se sentir el amor entre ambos como un nexo de unión y una segunda oportunidad para aprender; los dos. Porque, tú también tienes una misión para conmigo; enseñarme a ser padre.

Confío en ti, confío en que todo el amor que de niño te profesé y las muchas tardes de juegos que pasamos cuando eras un niño, sean herramientas más que suficientes para que, sin desdeñar tu camino propio (que lo tienes) te formes como persona, que es lo más importante. Sé fiel a ti mismo, sé fiel a lo que sientes pero, no pongas barreras al amor, no cierres la puerta a escuchar a tu corazón cuando sabes que te habla.

Aún veo tu sonrisa de niño cuando te miro, aún veo el brillo de tus ojos como cuando jugábamos juntos, aún veo a mi precioso niño...ese que cogía en brazos, a ese que besaba en las mejillas sonrosadas, el mismo al que le hacía rabiar cuando le raspaba con mi barba de tres días...

Querido hijo, solo puedo darte lo que tengo y, todo lo que tengo para ti es Amor...no te sientas sólo ni abatido, confío en ti.

Te quiero.




sábado, 6 de julio de 2013

DE LOS CAMBIOS Y EL TEMBLOR...

Saludos cordiales:

Sobre la base blanda y anodina de una vida cimentada entorno a hábitos que nos proporcionan la cantidad precisa de serotonina para hacernos pensar que es apacible y real. Sobre el colchón de plumas que es ese "bienestar" obsesionado con la molicie del cuerpo y del alma, con la ausencia de preguntas "incómodas", aparece con garras de acero la conciencia.

Desgarra mi triste vanidad de personaje de papel perfecto, siega de un tajazo la visión omnicomprensiva del "yo" individual y abre los ojos a un mundo nuevo, una nueva perspectiva que amplía, con mucho, el horizonte.

Pero, llegar a ese punto en la lejanía requiere un esfuerzo de la voluntad de proporciones bíblicas, requiere el despojarse de la vestimenta cotidiana y la urdimbre del traje de la mediocridad para, en suma, cambiar, renacer, morir primero...volver a vivir por medio del alivio de dejar a un lado todo lo que no importa.


Es por ello, que tememos a los cambios y nos producen ese temblor de nuestra efímera existencia que exhaustos nos deja. Pero se trata de nosotros, se trata de podernos mirar al espejo, cara a cara, sin el atisbo de la sombra del miedo en los mismos...se trata de que la luz llegue a lo más profundo.

Así pues, como lo hiciera el Universo entero durante millones de años, hoy, me apunto a la existencia dinámica pese a que con esta circunstancia, sufra en mayor o menor medida, los síntomas del miedo y los temblores de mi existencia...

Por ustedes.